Para iniciar un cultivo de Cannabis vas a necesitar una semilla o un clon (también llamado esqueje). En esta clase nos centraremos en las semillas.

No es lo mismo cultivar con semillas de genéticas mejoradas a cultivar con semillas aleatorias que se colaron en tu flor de consumo, ya que estas últimas no van a obtener los mismos resultados que la flor de donde la conseguiste. ¿La razón? Para mantener una variedad se necesitan de cruzamientos endogámicos (es decir, hermanos con hermanas) de individuos seleccionados, en espacios controlados para no perder la línea genética. Eso significa que las plantas en producción no son las mismas que las plantas que dieron lugar a su semilla, por lo que aunque el mismo macho las cruce, su progenie será diferente.

Independientemente del tipo de semilla, todas las genéticas que venda un banco deben estar “estabilizadas”, es decir, deben asegurarte que la planta resultante debe presentar las características que dice tener. Qué molesto sembrar una genética por su olor y efecto para que después de meses de esfuerzo no sea lo que esperabas.

Existen 3 tipos de semillas de Cannabis en el mercado: Regulares, Feminizadas y Autoflorecientes, cada con sus ventajas y desventajas.

Las semillas regulares son las que siempre han existido para el cultivo de Cannabis; se les empezó a llamar “regulares” para diferenciarlas de las nuevas semillas que se desarrollaron. Son excelentes bases genéticas para obtener nuevas variedades, además de que por lo general tienen más producción y resistencia a condiciones ambientales; también son baratas. Como desventaja identificamos que estas variedades presentan machos, por lo que hay que retirarlos del cultivo, además necesitan de oscuridad para florecer, lo que resulta en un ciclo largo y otro ciclo corto al año para cultivos de exterior y metodologías de deprivación de luz en interior e invernadero.

En cuanto a las semillas feminizadas, básicamente son lo mismo que las semillas regulares pero sin la presencia de plantas machos, únicamente plantas hembras. Estas semillas se obtienen de una variedad regular estabilizada en donde una planta hembra es estresada y tratada químicamente para presentar hermafroditismo y así se autopolinice, generando únicamente semillas con información para crear hembras. La ventaja es el evitar a las plantas machos que puedan contaminar nuestro cultivo mientras que como desventaja encontramos que estas semillas no se pueden reproducir, por lo que hay que estar comprando cada vez o clonando nuestras plantas en vegetativo, además son más caras que las semillas regulares.

Por último, las autoflorecientes fueron desarrolladas cruzando genéticas regulares con genéticas ruderalis del norte de China, lo que resulta en plantas que no necesitan de deprivación de luz para florecer, sino que lo hacen en un tiempo determinado. Son recomendadas para principiantes que no pretenden más que regar y nutrir a su planta, aunque como desventaja tenemos que no se pueden clonar o cruzar, en general producen menos y cuestan más que las semillas feminizadas.

No importa con qué semilla quieras iniciar, lo importante es atreverse a cultivar y saber qué hacer antes de que las labores se te acumulen.


Feminizadas

Sólo generan plantas hembra.

Florecen en respuesta a mayores horas de oscuridad.


Regulares

Generan plantas macho y hembra.

Florecen en respuesta a mayores horas de oscuridad.

Automáticas

Pueden ser machos pero generalmente se comercializan semillas feminizadas-automáticas.

No necesitan de cambios en horas de luz y oscuridad para florecer.


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